El modelo actual de sistema educativo, continua apostando por las ediciones impresas de material curricular (libros, libretas, cuadernos, etc), de ese modo, los escolares siguen viéndose obligados a transportar a diario distinto material desde los hogares a los colegios y viceversa. El modelo más tradicional de transporte es la mochila de asas, sin embargo, nuevas modalidades de transporte están emergiendo en los últimos años, siendo una de las más habituales el transporte de carrito o mochila con ruedas. En el presente post se discute, desde la escasa evidencia existente sobre la temática, el modo de transporte más adecuado para los escolares.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que se encuentran en un periodo de crecimiento, donde los hábitos posturales van a influir, junto a la genética propia de cada individuo, en el morfotipo corporal futuro. Por ello, cualquier movimiento músculo-esquelético repetitivo y rutinario, que influya en su postura (sentarse, acostarse, transportar objetos, etc), debería ser tratado de forma rigurosa desde el ámbito educativo.
Así, desde el marco pediátrico, se recomienda a los escolares que no porten más del 10-15% del peso corporal dentro de la mochila con el objetivo de evitar dolencias y posibles patologías raquídeas asociadas. Teniendo en cuenta esta recomendación, lo siguiente sería preguntarse, ¿cuál es la forma más adecuada de transportar el peso durante un tiempo prolongado diario?
Este aspecto lo vamos a discutir desde la evidencia presentada en varios artículos:
Mejor mochila de asas que carrito
Un estudio realizado por Schmidt y Docherty (2010), comparó los efectos en las curvaturas vertebrales de portar mochila de asas y carrito en escolares de 6 a 8 años. Las autoras encontraron que ambos modos de transporte llevaban a modificaciones del raquis, sin embargo el carrito conducía a rotación vertebral a nivel lumbar, aspecto que llevaba a las investigadoras a no recomendar el transporte con carrito en estas edades. Otro estudio, alertaba de la sobrecarga en el conjunto brazo-hombro cuando los escolares cargan todo el peso sobre un brazo al subir y bajar escaleras con las mochilas de carrito.
Un estudio con resultados en favor del carrito
Recientemente, se están realizando en la Universidad de Granada distintos estudios sobre la adecuación de distintos tipos de carga. En un estudio, los niños que portaban carrito tenían una prevalencia de dolor de espalda del 31% frente al 43% portando mochila. Los autores señalan que caminar arrastrando el carrito es más similar a hacerlo sin carga, por contra, portar una mochila de asas conduce a una activación superior del trapecio. En otro estudio, señalaban que no se modifica a nivel espacio-temporal la forma de caminar de los escolares cuando cargan distintos pesos en la mochila del carrito.
Doble mochila (delante y detrás)
Kim y cols. (2008) realizaron un estudio donde comprobaron los efectos de 4 tipos de transporte: sin mochila, con mochila de asas, con mochila de asas doble (peso alante y atrás) o con mochila de asas doble modificada (peso alante menor y atrás). De todas las mochilas, la mochila de asas doble modificada era la que menos impacto tenía en la postura de los escolares, minimizando la desviación postural.
La mochila de asas doble modificada, consiste en una doble carga, llevando una mochila más grande adherida a la espalda (con un 10% del peso corporal); y otra mochila, de mitad de tamaño, con una carga del 5% del peso corporal del alumno, colgada a la altura del esternón. Sin embargo, la practicidad de este tipo de transporte debe de ser estudiado, ya que parece difícil que tenga aceptación.
Conclusiones
- No portar más del 10-15% del peso corporal de la persona dentro de la mochila.
- Todavía no hay evidencia concluyente que respalde el uso de la mochila de carrito sobre la mochila de asas.
- Mientras tanto, una mochila de asas simétricas, ajustadas y con el peso repartido por igual ceñido a la espalda, parece ser lo más indicado.