En los últimos meses, se han publicado dos titulares en el diario ElPaís que alimentan las creencias populares en torno a la asignatura de Educación Física (EF), y por ende, a los profesionales de la misma. En este post pretendo analizar las creencias populares y realizar una respuesta abierta a dichos artículos, aportando mi perspectiva como docente y formador de docentes de EF.
Creencias populares que rodean a la EF
En primer lugar, voy a aclarar 4 creencias populares que rodean a la asignatura:
1. El currículo de EF está formulado desde el punto de vista educativo y comprensivo para el desarrollo de hábitos, no para el entrenamiento físico.
La asignatura de EF, variando ligeramente por etapa y comunidad, queda dividida en 5 bloques de contenido: cuerpo e imagen, habilidad motriz, expresión corporal, salud y deporte. Desde ese acertado enfoque, parece no tener sentido el perseguir que todas las sesiones tengan un alto compromiso motor. Se podría maximizar en aquellas sesiones de deportes o habilidades motrices, sin embargo parece más importante una práctica reflexionada para asentar el hábito durante la escolarización.
2. Educación Física es mucho más que moverse.
¿Han escuchado hablar de los retos cooperativos? ¿Y de la metodología de resolución de problemas? Pese a no haber salido todavía del concepto de «gimnasia» en buena parte de la comunidad educativa, la EF consta de gran potencial educativo para el desarrollo de las «soft skills» según diferentes pedagogos. Dichas habilidades son: trabajo en equipo, habilidades comunicativas, resolución de problemas, habilidades de liderazgo, compromiso ético, adaptabilidad/flexibilidad o habilidades interpersonales.
3. El factor número uno causante de la obesidad es la mala alimentación, no la actividad física.
Distintos estudios apuntan que no se puede superar una mala dieta. El balance energético está cada vez más cuestionado. La creencia popular de que la actividad física «compensa» una mala dieta parece no tener base. Por otro lado, hay estudios que no logran alcanzar relación entre el nivel medio de actividad física y el estado de peso corporal en escolares. Tan solo la actividad física de alta intensidad se asocia con mejor estado de peso en algunos estudios. No obstante, la problemática de la obsesidad es multifactorial, y debe ser abarcada desde toda la comunidad educativa e instituciones políticas.
4. Hacen falta más horas de EF, no para alcanzar los requerimientos de actividad física de la OMS, sino para afianzar hábitos de alimentación y ejercicio físico que perduren en el tiempo.
Existe cierta unanimidad en el ámbito educativo en que dos horas son insuficientes para la asignatura de EF, dadas las problemáticas relacionadas con la salud que están emergiendo en el siglo XXI. Los estándares que cubre dicha área, pretenden educar para erradicar dichas problemáticas: enfermedades cardiovasculares, dislipidémicas, obesidad, problemas de autoconcepto/autoestima o salud mental entre otras.
Por ello, el argumento para aumentar las horas de EF no puede ser reduccionista, y limitarse a la problemática de la obesidad. Además, otros argumentos muy considerables son los que está aportando en los últimos años la neurociencia; mostrando una relación del área con las funciones ejecutivas y el rendimiento académico.
Respuesta abierta a los dos artículos

El artículo, en general, expone distintos puntos de vista de numerosos profesionales, dejando la sensación final de que se puede hacer algo más para mejorar la actividad física escolar. No lo dudo. Sin embargo, el titular y subtítulo, que es en ocasiones lo que lee la población, apunta claramente a un concepto: la Educación Física en España en mala, porque se mueven poco. Además, desde el primer momento apunta a la obesidad como resultado de la inactividad física (concepto equívoco). Precisamente, si en la escuela se apuesta por una enseñanza en hábitos saludables de alimentación más intensiva, se debería realizar conjuntamente entre las áreas de Educación Física y Ciencias Naturales. Ante esto me surge una pregunta: ¿Es la alimentación un contenido que se enseñe corriendo?
Por otro lado, también me parece erróneo señalar a «la milla diaria», los «descansos activos» o «paseos hasta el centro», como antídotos ante la mala Educación Física. Si bien es verdad que suman pasos al computo global del día, el objetivo primario de esas medidas tiene que ver con la atención y rendimiento escolar.
En cualquier caso, si se quisieran alcanzar los 60′ de actividad física que promulga la OMS, desde el contexto escolar; apuesto por comenzar 30 minutos antes la jornada escolar, donde se realizaría ejercicio físico sistemático e intenso por el centro.

Este artículo realiza una entrevista al investigador principal del estudio «Pasos», pasando a centrarse directamente en los resultados de otros estudios que muestran que el tiempo en actividad física vigorosa en las clases de EF es escaso. Con ese dato, se lanza un titular que apuesta por dar «mejor» las clases de EF. Creo que analizando el punto 1 y 2 de las «creencias populares» que rodean al área de EF que expuse anteriormente, se puede entender la falta de fundamento del artículo. No hay mucho más que debatir.
Por último, les adjunto un post donde realizaba una revisión bibliográfica de la evidencia disponible para justificar las horas de Educación Física en el currículo escolar.